«Una velada en que todos los presentes estén absolutamente de acuerdo es una velada perdida.»
Albert Einstein
Hemos señalado en otras entradas lo importante de rodearse de gente competente. El peligro cuando llegas a los puestos altos de una organización es que a menudo se te pegan personas que hacen méritos más por caerte a ti bien que por hacer bien el trabajo.
Es muy humano rodearse de gente que nos lo pone fácil, no nos discute nada y siempre esta a favor de lo que decimos y nunca nos contradice. Sobre todo porque es mucho más cómodo, no hay que razonar nada y sobre todo no hay que hacer el trabajo de convencer a nadie.
Lo peor es que perdemos los puntos de vista de otras personas que se mueven en otro entorno, tienen otras experiencias y ven lo que nosotros no vemos. Hay que incorporar en los equipos gente diversa y sobre todo gente sin miedo a disentir.
El miedo a disentir se fomenta con la actitud del más poderoso de la reunión. Si las respuestas a algo que no nos gusta es ridiculizar, faltar al respeto o menospreciar, la cohorte de acompañantes que vas a tener no te van a aportar nada para evitar cualquier salida de tono que los deje en mal lugar. Es todo lo contrario lo que hay que hacer: no permitir que nadie falte al respeto o pierda las formas ante cualquier comentario.
Ya en la antigua roma a los cesares triunfadores les ponían a un esclavo que les decía «recuerda que no eres dios» en sus desfiles de victoria para que el éxito no se les subiera a la cabeza y pudieran admitir alguna disensión en su entorno.
¿Quieres probar la calidad de tus consejeros? comenta una idea desacertada o algo que sepas a ciencia cierta que vaya en contra de los objetivos fijados y sutilmente pide opinión. Observa la actitud de tus consejeros.
Con algunos de tus «amigos» vas a alucinar.
Los romanos decían algo así como que «No olvides que los pelotas son la antesala de los traidores.»
Saludos